
Los asistentes del MetLife Stadium de New Jersey fueron testigos de que los partidos hay que jugarlos y no hay equipo invencible, y el Chelsea dominó y goleó 3-0 al favoritazo Paris Saint-Germain y conquistó este domingo el Mundial de Clubes.
En una contudente demostración el conjunto londinense aplastó a su rival, y se anexó el trofeo de la competición que organizó la FIFA en Estados Unidos.
El primer tiempo fue la clave, porque el elenco de Enzo Maresca salió con más intensidad, inteligencia y contundencia. Con un desgaste impresionante sin pelota y mucha claridad desde la posesión, se fue al descanso ganando por una ventaja de tres goles, que sólo debió mantenerla en el complemento. Y hasta pudo haber aumentado la diferencia, pero apareció Gianluigi Donnarumma.
Cole Palmer convirtió dos golazos idénticos en pocos minutos, en los que ingresó de derecha hacia el centro para favorecer su perfil y remató suavemente contra el palo más lejano. Apenas unos instantes más tarde, asistió a Joao Pedro que la picó ante la salida del arquero italiano y sentenció el resultado cuando restaba poco de la primera parte del cotejo.
Poco pudo hacer el PSG, que mostró una versión lejana a la que acostumbraba plasmar.
En el complemento la tendencia apenas cambió y los guardametas de ambos equipos se lucieron en dos acciones por lado. Sobre el final y tras la revisión del VAR, Joao Neves fue expulsado por agredir y agarrar del pelo a Marc Cucurella que lo empujó sin pelota cuando la jugada transcurría en otro sector.
Luego del pitazo final, Luis Enrique agredió a Joao Pedro. En un tumulto que se armó entre los protagonistas, el entrenador español junto a Donnarumma apuntaron hacia la posición del delantero brasileño. Lejos de calmar las aguas, el director técnico no contuvo el enojo por la dura derrota en la final del certamen y le propinó una trompada disfrazada de empujón.