
El nuevo Manchester City, revolucionado a golpe de talonario tras su espantosa temporada pasada, ya carbura y venció este miércoles por 2-0 al Wydad marroquí en su estreno en el Mundial de Clubes.
El jugador inglés, uno de los más señalados este curso, aprovechó un terrible despeje de Benabid, que dejó la pelota muerta en el área pequeña, para poner el 1-0 y quitar cualquier posible ansiedad a Guardiola, que disfrutaba en el banquillo junto a su nuevo asistente, Pep Lijnders, que fue mano derecha de Jürgen Klopp en el Liverpool.
Pese al respiro que suponía esa ventaja, el Wydad demostró tener muy bien estudiado el partido y acumuló remates a la contra sin esa puntería y pizca de suerte que hace falta para poder tirar a un gigante.
Sobre todo porque si se junta esa ineficacia arriba con los nervios en defensa, se forma un cóctel mortal que acabó, como no puede ser de otra manera, con la sentencia del City, que debió llegar en un remate de Foden que sacó de forma milagrosa Benabid, pero que se retrasó hasta el ocaso de la primera parte en un córner.
La pelota voló al segundo palo, Boutouil se quedó pasmado, esperando que llegara a él en lugar de buscarla, y apareció como un cohete Doku, que con un remate acrobático añadió el 2-0 al marcador y acabó con las esperanzas del conjunto marroquí, dando paso a una soporífera segunda mitad.