Nada se puede dar por escrito en el deporte. Cualquier anticipación o pronóstico salta por los aires cuando del rendimiento físico y la capacidad de sufrimiento se trata. En cualquier predicción del maratón de Boston, la carrera comercial más antigua del mundo nacida en 1897, se repetía la pregunta. ¿Quién quedará segundo? La victoria estaba adjudicada de antemano a Eliud Kipchoge, el astro de los 42,195 kilómetros.
Así lo decretaba su pasado, sus registros, sus éxitos y ese aura de imbatibilidad que rodea al atleta keniano. Pero llegaron la lluvia, las cuestas de Boston, los toboganes en la orografía de la ciudad de Massachusetts, y el genio fue fulminado. Sexto en la meta, observando de lejos la victoria de su compatriota Evans Chebet, que ya ganó la carrera el año pasado.
Evans Chebet y sus zapatillas Nike Vaporfly 3 no competían contra el elenco de kenianos y tanzanos apostados en la salida. Lo hacía contra su leyenda, la historia de un atleta irrepetible. Plusmarquista mundial de maratón (2 horas, 1 minuto y nueve segundos), doble oro olímpico y vencedor de 17 de los últimos 19 maratones que ha disputado, no había otro favorito que él.
Pero la experiencia es la madre de la ciencia, que cantaba la Demencia estudiantil, y Kipchoge era debutante en Boston.No conocía la incomodidad de la lluvia, el frío, los cambios de ritmo en las subidas por el asfalto… Terminó clasificado en sexta posición, con un tiempo de 2h, 8m y 52 s.
Y de forma imprevista, hacia el kilómetro 30, sus piernas se vaciaron y quedó a merced de los elementos. Un derrotado más en la larga lista de competidores que no tuvieron acceso al tranco final de Chebet.
El keniano montó una fuga con Geay, Korir, Kiputro y Belay, todos africanos, todos menudos, todos volando sobre el alquitrán a una velocidad que cuesta creer después de tantos kilómetros de esfuerzo.
Los candidatos se fueron eliminando al ritmo que impusieron Chebet, Geay y Kiputro. Chebet, quien también ganó en Nueva York el año pasado, realizó su ataque después de los 35 kilómetros, pero Geay se negó a caer sin pelear, y Kipruto lo alcanzó en la marca de los 40 kilómetros para convertirla en una carrera de tres hombres.
De uno en uno fueron cayendo en medio del clima áspero de Boston. Pero con un kilómetro por recorrer, Chebet había establecido una ventaja inexpugnable y estaba solo cuando cruzó la meta entre los rugidos de la multitud, convirtiéndose en el primer hombre desde 2008 en retener su corona de Boston.
