
Naomi Osaka eliminó a Coco Gauff 6-3, 6-2 en el Abierto de Estados Unidos con un tenis mucho más confiado y consistente el lunes para alcanzar los cuartos de final de un Grand Slam por primera vez en cuatro años y medio.
La número 23 del ranking fue mejor en todo momento que Gauff, número 3 del mundo, cuyos repetidos errores realmente marcaron la diferencia en el estadio Arthur Ashe.
“Estaba súper concentrada, para ser honesta. Estaba realmente concentrada”, dijo Osaka, de 27 años y que nació en Japón y se mudó a Estados Unidos con su familia a los tres años. “Sentí que todos querían ver un gran partido, y espero que eso es lo que hayan tenido”.
“Soy un poco sensible y no quiero llorar, pero honestamente, me divertí mucho aquí”, dijo Osaka, quien jugó por primera vez contra Gauff en el Abierto de Estados Unidos de 2019 y también ganó.
“Estaba en las gradas como dos meses después de dar a luz a mi hija, viendo a Coco. Realmente quería una oportunidad para venir aquí y jugar”, dijo Osaka a la multitud. “Esta es mi cancha favorita en el mundo, y significa mucho para mí estar de vuelta aquí”.
Gauff comenzó nerviosa. Y aunque su servicio estuvo bien, otros golpes le causaron problema. Terminó con 33 errores no forzados, muy por encima de los 12 de Osaka.
Tratando de rehacer su servicio durante este torneo con la ayuda del experto en biomecánica Gavin MacMillan, Gauff fue quebrada desde el principio y llegó a estar 2-0 después de solo cinco minutos, perdiendo ocho de los primeros nueve puntos mientras cometía cinco errores no forzados.
Ya sea porque así lo dictaba la estrategia previa al partido o por cómo se desarrolló al inicio, Gauff aumentó la velocidad en su segundo juego de servicio. Los resultados fueron impecables. Acertó sus primeros cuatro servicios —cada uno superando las 110 mph, con un máximo de 115 mph— y mantuvo el juego en cero con un par de aces y un par de ganadores de saque.
Pero la diferencia fue que Osaka utilizó su gran derecha, su mejor golpe, para atacar los derechazos de Gauff, su peor golpe, y funcionó de maravilla. Al final del primer set, Gauff había cometido 16 errores no forzados y Osaka solo cinco.
Osaka se golpeaba el muslo izquierdo entre puntos y repetidamente se decía a sí misma: “¡Vamos! ¡Vamos!”
Ese lenguaje corporal positivo contrastaba bastante con el de Gauff. Ella repetidamente levantaba las palmas o hacía gestos hacia su equipo en las gradas, luciendo confundida o molesta.