Terence Crawford dio dos saltos de división para dar el registro más alto en su carrera sobre la báscula en el pesaje del viernes previo a su combate ante la superestrella mexicana Saúl Álvarez en peso supermediano. Ambos dieron 167.5 libras y cumplieron con todos los requisitos para llevar a cabo una pelea que enfrenta a dos de los mejores boxeadores libra por libra de la actualidad.

‘Bud’ y Canelo se enfrentan este sábado, 13 de septiembre, en el Allegiant Stadium de Las Vegas, en un choque que definirá legado, invicto y supremacía en el deporte.

Para Álvarez, quien celebrará 20 años de carrera en octubre y tendrá su pelea número 21 en Las Vegas ante Crawford, el pesaje fue un trámite habitual, acostumbrado a competir en esta categoría e incluso más arriba.

Crawford llegó en el mismo rango físico que el campeón indiscutido, reflejando lo serio de su preparación en busca de los cuatro cinturones en poder del jalisciense, además de un bono del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), que regalará un anillo especial para el ganador.

“Creo que la gente me subestima por completo, pero eso no importa”, dijo Crawford. “Tenemos que pelear aquí el sábado, y todas las respuestas se resolverán esa noche”.

Los dos protagonistas sostuvieron conferencias de prensa durante la semana que sirvieron de termómetro para el ambiente que se vive en Las Vegas, en donde se espera que Álvarez atraiga a una multitud ruidosa durante el fin de semana del Día de la Independencia de México.

Canelo, fiel a su estilo sereno, habló del significado especial de este reto.

“Me siento genial. Para mí, esta pelea significa mucho. Estoy deseando que llegue el sábado por la noche”, señaló Canelo. “Esta pelea es muy importante para mí. Es una de las peleas más importantes de mi carrera… esta victoria será una de las más importantes”.

El mexicano también fue cuestionado sobre el aspecto físico de Crawford, quien ha sorprendido con una musculatura más marcada tras la subida de peso. Álvarez restó importancia.

“Para mí, los músculos no significan nada”, señaló Canelo. “He peleado antes con peleadores más grandes y no significan nada… Cuando vi que tenía un buen campamento de entrenamiento, me alegré porque iba a ser una buena pelea”.

“Me siento genial. Estoy listo para empezar. Sorprender al mundo”, declaró el estadounidense, quien también reaccionó a las fotos que circularon en redes sociales. “Mucha gente se está pasando con eso. ‘Oh, es lento, tiene mucho músculo…’. Solo quiero pelear”.

En este cruce de caminos se encuentran dos peleadores que llegan con trayectorias distintas. Ambos han sido campeones indiscutidos en diferentes divisiones, y ambos llegan con la experiencia suficiente para manejar la presión de una noche grande. Pero hay diferencias que podrían inclinar la balanza.

Álvarez es un peleador acostumbrado a las divisiones altas. Ha disputado combates incluso en semipesado y se ha medido con rivales físicamente superiores.

Su estilo es ortodoxo, con gran habilidad para cortar el cuadrilátero, desgastar al cuerpo y conectar golpes de poder que pueden definir peleas. Tiene la capacidad de adaptarse, leer a sus oponentes y someterlos con una combinación de técnica, potencia y disciplina táctica.

Crawford llega desde la trinchera opuesta. Su carrera se ha construido en pesos más ligeros, dominando como welter y ligero, con un estilo basado en la movilidad, la variedad de ángulos y la inteligencia en el ring. Es zurdo natural, aunque a menudo cambia de guardia, y nunca ha conocido la derrota en el terreno profesional.

Con 41 victorias, 31 de ellas por nocaut, ‘Bud’ trae consigo un récord impecable, pero deberá demostrar si ese poder se mantiene intacto frente a un rival más pesado y resistente como Álvarez.

Crawford ha tenido que lidiar con críticas sobre sus rivales anteriores, pues ha sido acusado de enfrentar a peleadores de menor calidad. “Cualquiera puede ser un don nadie. Y por lo que digan, no he peleado con nadie”.

La incógnita está en cómo se adaptará Crawford a esta nueva categoría. El aumento de músculo podría restarle velocidad, una de sus armas más letales, o poner en entredicho su resistencia en los asaltos largos.

Para Canelo, la ventaja está en la costumbre, pues su cuerpo conoce las 168 libras, sabe cómo administrar energía y cómo castigar a un rival que llega a territorio desconocido.

Muchos señalan a la edad como un factor que podría afectar el rendimiento de ambos para su combate.

A los 35 años, Álvarez todavía está en un rango competitivo donde conserva potencia, resistencia y reflejos, aunque quizá con menos chispa que en sus veintitantos. Su estilo no depende tanto de la velocidad explosiva, sino de la experiencia y el desgaste progresivo del rival. Eso le favorece.

Aunque Canelo ha prometido un nocaut, en sus últimos combates con rivales más accesibles, no ha podido hacerlo y difícilmente lo hará contra Crawford.

“Mi mejor actuación, voy a darlo todo en esta pelea y van a ver todas mis cualidades”, dijo Canelo. “Es muy difícil decir [qué asalto lo noquearé], pero me preparo para cualquier cosa y tengo a uno de los mejores peleadores enfrentándose a uno de los mejores también”.

A los 37 años, Crawford se acerca más al final del “prime” físico. Los boxeadores que basan gran parte de su estilo en rapidez, movilidad y reflejos suelen sentir más pronto el paso del tiempo. Crawford sigue luciendo veloz, es probable que sus reflejos no sean exactamente los de hace cuatro o cinco años.

La pelea se plantea, entonces, como un duelo de estilos y contextos. Si Crawford logra imponer distancia y aprovechar su movilidad, puede convertir la noche en un ejercicio de frustración para Álvarez. Si el mexicano consigue acortar el ring, presionar con golpes al cuerpo y desgastar desde los primeros episodios, el combate podría inclinarse hacia su esquina.

Más allá del análisis técnico, la motivación juega un papel clave. Álvarez, con más de 60 peleas profesionales, busca reafirmar su lugar en la historia como uno de los grandes campeones de México y del mundo.

Crawford, en tanto, quiere ser el primer boxeador masculino en la era de los cuatro cinturones en conquistar la condición de campeón indiscutido en tres divisiones distintas.

Ambos saben que están en la recta final de sus carreras, lo que hace de esta pelea una cita casi irrepetible. Una derrota para cualquiera de los dos no significa el fin, pero sí dejaría una marca difícil de borrar en sus historiales.

En relación a pelear en un escenario como lo es el Allegiant Stadium, que sirve como casa para los Raiders de la NFL, se tomó un momento para subrayar el valor de un evento de esta magnitud.

“Peleas como esta ayudan al crecimiento del boxeo… los mejores pelean contra los mejores… No va a hacer más que mejorar el deporte”, dijo ‘Bud’.

La velada del sábado no solo está centrada en el combate estelar. El resto de la cartelera también ofrece interés.

El invicto supermediano Christian Mbilli enfrentará al guatemalteco Lester Martínez en un choque que promete intensidad.

Mbilli, que llega con hambre de consolidarse en la división, declaró sentirse en la mejor forma de su carrera y con intención de buscar un nocaut. Martínez, por su parte, ha repetido que no viene a ser escalón de nadie y que aprovechará la plataforma para dar un golpe de autoridad.

Otro de los atractivos es el choque entre Callum Walsh y Fernando Vargas Jr., hijo del excampeón mundial Fernando Vargas. Walsh, considerado una de las promesas del boxeo irlandés, ha dicho que traerá su boxeo técnico y disciplinado.

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