El venezolano Oswaldo Cabrera se desplazaba el jueves por la alfombra del clubhouse de los Yankees, con su tobillo izquierdo todavía envuelto en una bota protectora mientras sigue recuperándose de una cirugía realizada hace tres semanas. Su movilidad podrá ser limitada, pero el característico entusiasmo del infielder permanece intacto.

Cabrera sufrió una espantosa fractura en el tobillo izquierdo el 12 de mayo en el T-Mobile Park de Seattle, tropezando en el plato mientras anotaba con un elevado de sacrificio de Aaron Judge. Los Yankees han indicado que la lesión de Cabrera probablemente pondría fin a su temporada, pero él aún no está listo para dar por terminada la campaña del 2025.

“Obviamente, quiero [jugar]”, comentó Cabrera. “No estoy contento de estar aquí sin jugar. Estar con mis compañeros y verlos, estoy feliz de ver lo que están haciendo allá afuera, pero quiero estar con ellos en el terreno. Ésa es la motivación que tengo, hacer lo mío para regresar más pronto”.

Cabrera, de 26 años, inició la temporada como el antesalista titular de los Yankees. Registraba una línea ofensiva de .243/.322/.308 con cuatro dobles, un jonrón y 11 carreras impulsadas en 34 partidos.

Al preguntársele si es realista ver a Cabrera regresar esta campaña, el manager Aaron Boone respondió, “Creo que hay una pequeña posibilidad”.

“No creo que necesariamente lo estemos esperando, pero nunca se sabe cómo sanará en el próximo par de meses”, comentó Boone. “Sé una cosa con Oswaldo, y es que no hay una persona que disfrute esto tanto como él. Sé que va a poner todo de su parte en el proceso de rehabilitación y sanación”.

Como se temía cuando Cabrera golpeó la tierra alrededor del plato con una agonía que describió como “un ocho” en la escala de dolor del 1 al 10, mientras esperaba una ambulancia para sacarlo del terreno, la lesión fue más que una simple fractura. Cabrera dijo que hubo daño en los ligamentos que necesitó ser reparado, con la instalación de placas y tornillos.

Siempre optimista, el oriundo de Guarenas describió las secuelas con una risa: “Se pueden ver muchos huecos”.

Cabrera dijo que le han informado que su recuperación va bien, aunque reconoció estar “aburrido” sin encuentros nocturnos para los que prepararse. Ha tenido citas de masaje, con la terapia en el horizonte. Deben de quitarle la bota en unos dos meses.

¿Y qué tal desplazarse en la patineta?

“Malísimo. No me gusta”, dijo Cabrera. “Pero es lo que hay. Tengo que hacerlo”.

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