
Karim Benzema se ha ausentado en los últimos dos días por molestias debido a un golpe en el tobillo y se trata de la octava lesión en esta temporada y se dado como un hecho de que se perderá ante el Espanyol de este sábado en la Liga Santander.
Todo empezó en Glasgow, el 6 de septiembre, cuando en el sprint de una contra notó una molestia en la rodilla derecha. Parte médico: lesión en el músculo semitendinoso. Se perdió la visita del Mallorca (4-1), el derbi (1-2) y el partido de Champions frente al Leipzig (2-0). Jugó contra Osasuna… y ‘descansó’ en Getafe (0-1). Pero esas comillas escondían una “sobrecarga muscular”. Aparentemente nada de mayor gravedad. Paró, volvió y parecieron desaparecer los fantasmas.
Pero volvieron en forma de la tan sonada “fatiga muscular”. Fue en la previa del Sevilla, cuando se ausentó en un entrenamiento y el parte médico redactó esas dos palabras. No jugó ante los de Sampaoli (3-1), tampoco viajó a Leipzig (3-2) y fue baja frente al Girona (1-1).
Siete partidos sin Karim, que jugó 26 minutos -muy lights– ante el Celtic. Para desaparecer de nuevo en los últimos partidos antes del Mundial: Vallecas y Cádiz. Viajó a Qatar y crack, lesión y vuelta a España (de aquella manera). Entonces lo señalado fue el cuádriceps de la pierna izquierda. Luego, tres más: se marchó lesionado ante el Valencia (perdiéndose Son Moix y las semis del Mundialito) y hace unas semanas, no estuvo Pamplona. El motivo de estas ausencias, de manera oficial y oficiosa, una incógnita. “Molestias”.