
Ronaldo Nazario, futbolista y goleador monumental durante una carrera deportiva soberbia en la que consiguió hasta por dos veces recuperarse de sendas lesiones gravísimas en sus rodillas y que se vio obligado a retirarse por problemas de tiroides, reparte hoy su tiempo y atención entre Valladolid y Belo Horizonte. En 2018, pagó 35 millones de dólares por la compra del club español y a finales de 2021 invirtió otros 73 en la adquisición de Cruzeiro.
La suya es una aventura de éxito. Y ambición.
Aquel muchacho que comenzó a destacar en el Cruzeiro y acudió al Mundial de 1994 apenas como un invitado de 17 años para disfrutar como un niño del éxito de los Romario, Bebeto y compañía se catapultó en el PSV y alcanzó ya la categoría de crack veinteañero protagonizando una temporada de escándalo en el Barcelona. Después vendría el divorcio azulgrana, su etapa de brillantez y drama en el Inter, su paso por el Real Madrid galáctico y un lento y triste final de carrera en Milan y Corinthians, perjudicado por un hipotiroidismo que mantuvo en secreto hasta el día de su retirada, en febrero de 2011.
“Hace cuatro años, en Milán, descubrí que sufría de hipotiroidismo, un trastorno que desacelera el metabolismo. Y que para controlarlo debía tomar unas hormonas que en el fútbol no están permitidas porque sería dopaje. Muchos se arrepentirán de haber bromeado con mi peso, pero no guardo rencor a nadie; solo quería explicarlo el último día de mi carrera” se despidió aquel 21 de febrero, martirizado por su derrota contra la balanza, que en sus mejores días le indicaba 81 kilos de peso y que en el Mundial de Alemania, en 2006, ya superaba los 100 para que pasara de ser El Fenómeno a ser El Gordo.
Para entonces, sus números en el Real Madrid ya habían descendido y la eclosión deLeo Messi y Cristiano Ronaldo le apartaron de la cúspide. Ronaldo era más pasado que futuro y su presente le mostraba como un búfalo imperial al final del camino. Pero para entonces, también, ya había tomado la decisión de no pasar a ser, en el momento de la retirada, un jubilado al uso.