El veterano Fernando Alonso abandonará Alpine cuando termine la temporada y ocupará un asiento en Aston Martin. Sebastian Vettel anunció la semana pasada su retirada, y será el español el que ocupe su puesto en la alineación.

Aunque ha sido una sorpresa para la mayoría, que se esperaban una renovación con el equipo francés, lo cierto es que Lawrence Stroll  ya había mostrado en varias ocasiones su interés por trabajar con Fernando. Son viejos conocidos, de hecho, y el presidente ejecutivo de Aston Martin siempre ha sido un conocido seguidor de Ferrari…y también del piloto asturiano.

El actual Aston Martin es peor coche que el A522, pero para los de Silverstone sería ponerse en el foco de la televisión cada carrera y para Alpine, salir de él como si le hicieran luz de gas. La imagen de Alonso es un imán para los aficionados, patrocinadores y el impacto de marca de quien cuenta con él y en París lo saben o deberían saberlo.

Los de Silverstone siguen una hoja de ruta a cinco años, de los que van por el segundo, y les faltaba el electroshok de un tío con velocidad, con experiencia y con mala suerte. Fichan carreras ganadas, trucos mil, estrategia y habilidad para saber más cosas que el 75% de tus empleados. Fichan casi un jefe de equipo al volante y sin tapujos para decir a la cara lo que Vettel expresaba de forma más prudente, si este camino o esta idea puede funcionar o es una birria.